jueves, 21 de junio de 2012



Conflictos Regionales entre los años 1969 – 1973

El movimiento conocido como Cipolletazo se originó a raíz del pedido de renuncia que el interventor en Río Negro del gobierno militar, Figueroa Bunge -vocero del Presidente Alejandro Lanusse-, le hiciera  al intendente de Cipolletti, Julio Salto, en agosto de 1969. Salto había sido intendente  en 1963 por una alianza entre la UCR y la UCRP, siendo  confirmado después del golpe  que derrocó al Presidente Illia debido a  su prestigio social en la comunidad cipoleña  por su labor como médico. La orientación nacionalista del intendente  disgustaba al Presidente  Lanusse, quien presionó para lograr su dimisión. Salto no renunció  y esto, sumado a la decisión del gobierno provincial de construir  una ruta que uniría Roca con El Chocón y Bariloche, sin tener en cuenta a Cipolletti, provocó una manifestación popular en la localidad que llevó al gobierno provincial a intervenir la comuna  y obligar al intendente a renunciar. En la localidad se realizaron  asambleas, se cerraron comercios y se organizaron movilizaciones. Un grupo ingresó al Municipio y arrojó a dos miembros enviados  por el interventor al jardín del edificio por una ventana,  siendo reprimidos por la policía con intervención de la VI Brigada de Infantería de montaña con asiento en Neuquén, cuyos  altos mandos  respaldaban a Salto. Poco después  debieron renunciar el interventor provincial y su gabinete, siendo intervenida la provincia.

En julio de 1970, se produciría otro hecho conocido como Barilochazo,  a raíz de una serie de hechos  que comenzaron con la designación  de Robespierre Panebianco como intendente de Bariloche por el gobierno rionegrino de facto de Roberto Requeijo, y continuaron con la adjudicación a la Fundación Bariloche de 99 hectáreas en la Península Llao Llao. La comunidad barilochense reaccionó y repartió  panfletos  repudiando la asunción del nuevo intendente, lo que se concretó, logrando en pocas semanas  un intendente de su propia comuna y no ajeno a su realidad.

Finalmente, en 1972 se desencadenaría  otro conflicto conocido como Rocazo, desatado a partir  de la creación  de un nuevo juzgado en la ciudad  de Cipolletti, desmembrándose  la Segunda Circunscripción  Judicial  con asiento exclusivamente  en General Roca. El municipio lanzó una convocatoria  para discutir el tema, a la que concurrieron  aproximadamente dos mil personas. Pronto el debate dejó ver que la cuestión de fondo radicaba  en el protagonismo que estaba adquiriendo Cipolletti, que junto a Neuquén  concentraban la expansión económica  y social del Alto Valle, favorecido por el gobernador militar Requeijo a través de planes y fondos provinciales. Al día siguiente el Ejército y la Gendarmería ocuparon la ciudad y detuvieron al director del diario “Río Negro” y a otros 52 vecinos, quienes fueron liberados poco después. Posteriormente, en ocasión de la campaña para las elecciones de marzo de 1973, la llegada a Roca del General Requeijo, quien se postulaba como gobernador por el Partido Provincial Rionegrino, provocó el enfrentamiento abierto y violento de militantes de diferentes agrupaciones  políticas, que finalizaron con un muerto y la huída de Requeijo.*

En 1969, la huelga llevada adelante por obreros de las obras de El Chocón es una de las primeras de una serie de manifestaciones obreras y de productores valletanos, al igual que la menos difundida –en la esfera local y nacional protesta y huelga de los trabajadores de la empresa INDUPA –industria química. También, los gobiernos locales nombrados por el onganiato (1966-1969) para administrar la provincia son jaqueados por protestas sociales difíciles de contener, tales como la revuelta popular en Cipolletti (1969), la “insurrección” en Bariloche (1970) y la resistencia sociopolítica en Roca (1972). En el primer caso, los motivos que “consiguen” llevar a la gente a la calle son: el trazado de una ruta que uniría a Roca con El Chocón para seguir a Bariloche sin pasar por Cipolletti y la decisión del gobierno provincial de obligar al intendente de la comuna a renunciar. Los distintos sectores sociales realizan asambleas, se cierran los comercios y se organizan movilizaciones. Por otra parte, los continuos cambios y el origen de los intendentes nombrados para Bariloche explicitan una “militarización del cargo” (Núñez, 2003: 117). En el último acontecimiento mencionado –Rocazo, la resolución del gobierno de crear un nuevo juzgado, desmembrando así la Segunda Circunscripción Judicial, es la chispa que enciende la revuelta popular. El conflicto está liderado por fracciones burguesas –productores, comerciantes, estudiantes  con cierta relación con sectores monopólicos nacionales o extranjeros, vinculados entre sí, y por abogados –con incidencia en el Superior Tribunal de Justicia; estos actúan como intelectuales orgánicos con una clientela de sectores medios. En estas puebladas, la ciudadanía cierra filas al interior de las ciudades de manera corporativa y el enemigo es una entidad externa –otra ciudad, el gobernador, el gobierno nacional que afecta sus intereses económico-corporativos (Balbé, 1989: 12).

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